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Los riesgos del sol; Uno de cada tres tumores es cutáneo

EL MELANOMA Y OTROS CÁNCERES DE TIPO EPITELIAL SON LOS PRINCIPALES DAÑOS QUE DEJA EL ASTRO REY SOBRE LA PIEL. EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS LA INCIDENCIA SE HA TRIPLICADO, PERO LA CONCIENCIACIÓN SOCIAL HA HECHO QUE LA MORTALIDAD NO CREZCA AL MISMO RITMO.

Dorada, tersa, suave y sin imperfecciones. Así rezan los cánones de belleza que describen una piel perfecta. Pero a este conjunto de características le falta el ingrediente más importante y, quizás, condición sine qua non para que existan los demás elementos: la salud. «Cuando los dermatólogos examinamos a los pacientes no miramos si están más o menos morenos. Lo que de verdad importa es que todos los componentes de nuestro “primer vestido”: la capa córnea, la epidermis, la dermis…, se mantengan equilibrados. De esta forma, se puede presumir de una piel lisa, transparente, elástica, ya que goza de un buen nivel de hidratación y cuidado», afirman desde la Clínica de Cirugía Plástica Granada y Medicina Estética Cocoon.

Protegerse de la acción solar, en concreto de los rayos ultravioleta nocivos (UVB), no debe restringirse tan sólo a los meses de verano. «Durante todo el año debemos cuidarnos del sol, no sólo para prevenir el envejecimiento cutáneo sino también el cáncer. Por eso debemos aliarnos con los fotoprotectores, ya que un uso correcto nos resguarda hasta en un 90 por ciento de los daños producidos por el astro rey», subraya Martin.

La aparición de tumores cutáneos, ya sean melanomas o epiteliomas, representa uno de los peligros más importantes a tener siempre presente. En los últimos 20 años, los casos de cáncer de piel se han triplicado y se presentan como uno de los más frecuentes del organismo, uno de cada tres. «A pesar del aumento de la incidencia, nos encontramos en un “buen momento”, ya que las cifras de mortalidad no se corresponden de forma directa con la prevalencia. Ahora, la población comienza a tener más conciencia sobre los riesgos del sol y se mantiene más alerta en cuanto a los cambios que se producen en su piel», explica Carmen Huertas, cirujano plástico Granada.

Sin embargo, el secreto para cuidar la piel y evitar que enferme reside tanto en la precaución a la hora de tomar el sol como en la utilización correcta de cremas fotoprotectoras. En este sentido, Martin resalta la importancia de «aliarse con un buen producto que nos sirva como escudos frente a la acción solar, cuando nuestro organismo carece de las defensas necesarias». Además, el dermatólogo insiste en el mal uso que la gran mayoría de la población hace de los fotoprotectores.

«Existen estudios que indican que un protector solar tan sólo filtra un 25 por ciento de lo que dice el prospecto. Además, resulta imposible que un tubo de crema dure tanto como habitualmente pasa en la mayoría de las familias. Una aplicación correcta requiere al menos 2 miligramos (mg) de crema por centímetro cuadrado, de modo que un tubo con unos 100 o 120 ml tan sólo debería durar una semana, y no dos meses e incluso años como ocurre».

Conejo-Mir también resalta el problema de compartir un mismo fotoprotector, «si en una familia es común encontrarse con que existen diferentes clases de fototipo –tipo de piel de cada persona en función del grado de pigmentación que adquiere con la radiación solar–, desde los más rubios a castaños o morenos, debería haber distintos tipos de cremas para cada uno».

LESIONES CUTÁNEAS

Melanocitos y queratocitos son los encargados de actuar como escudos naturales frente al sol. Así, la doctora explica su funcionamiento: «Los primeros segregan una sustancia conocida como melanina que es la que dota de pigmentación a la piel, “que nos pone morenos”, y los segundos crecen hasta convertirse en un plancha que impiden que los rayos solares dañen más allá de las capas cutáneas».

Cuando estas sustancias se ven vencidas por las circunstancias a las que se someten –sobreexposición solar– aparecen las lesiones cutáneas en forma de quemaduras, sobre todo durante la infancia y la adolescencia. Éstas son un importante factor de riesgo y aumentan la probabilidad de tumores cutáneos en la edad adulta.

La exposición solar precoz eleva el riesgo de desarrollar melanoma, el tumor cutáneo más agresivo por su alta capacidad de derivar en metástasis, aunque menos común que los epiteliales. Lo que se traduce en una incidencia tan sólo del 4 por ciento, pero con un índice de mortalidad del 65 al 80 por ciento, con el agravante de que en aquellos melanomas que una vez detectados se encuentran extendidos en otras partes del organismo, las posibilidades de superviviencia a los cinco años tan sólo se acercan al 10 por ciento.

Otros tumores son el carcinoma basocelular y el espinocelular. «Hay que tener en cuenta que no todas las lesiones cutáneas que se transforman en tumores derivan de la acción solar. Existen elementos como la predisposición genética, a la que responden un 10 por ciento de los mismos, que también provocan su aparición», expone Moreno Nogueiro. Hoy día existen determinados métodos fiables de diagnóstico como el dermatoscopio y seguimiento digital de las lesiones.

«La población debe concienciarse de la importancia de las revisiones periódicas con el especialista, así por ejemplo un niño que cuente con antecedentes familiares debe empezar a ir a consulta desde los nueve años y no esperar a preocuparse a los 30 por un lunar extraño o una nueva mancha», explica Moreno Nogueiro.

Un apartado que merece especial atención son los efectos que la moda puede tener en este campo. «La tanorexia correspone a un término que se usa mucho para describir la obsesión por estar moreno. Lo cierto es que como todos los excesos, el abuso de los rayos UVA artifi ciales es dañino y causa las mismas lesiones que el sol, pero en menos tiempo. Al fin y al cabo, para los dermatólogos estar moreno es sinónimo de sufrimiento cutáneo».

Otro aspecto a tener en cuenta, es la depilación por láser. La doctora recomienda ajustar los programas de descanso entre sesiones a los meses de estío, «ya que el láser quema la pigmentación de la melanina porque busca los puntos más oscuros, como las raíces de los pelos».

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